¡¡¡Quitaaaaaaaaaaa, que chapiscaaaas!!!, nos gritábamos con vehemencia cada vez que alguno aprovechaba la lluvia y las katiuskas para torturar al de al lado saltando alegremente sobre los charcos.
Ahora que viene el invierno y la moda nos devuelve las célebres botas de agua (reinventadas, eso sí) nos detenemos en el onomatopéyico “chapiscar”, que naturalmente no está en el diccionario de la RAE pero sí en el de Santa María de la Vega y otros palabreros vecinos.
Chapiscar, que en Brime y alrededores significa “salpicar”, también se usa en la cercana Maragatería; con pequeñas variaciones (charpicar, chapicar, chapuscar) en Burgos o en Extremadura, según Definiciones.org, y según Wikirioja es sinónimo de “adivinar o entender con rapidez” en Cervera del Río Alhama.
Crucemos el charco hasta el ardiente Brasil, donde significa “cubrir una pared con revoco” y también otras cosas más mundanas y sugerentes, como “apostar sin jugarse mucho” o “quemar cannabis”, generalmente en un cigarro. Allí existe la expresión “dar uma chapiscada”, más o menos lo mismo, sin necesidad de traductor, que “João chapiscou a Carla”. Esto explica que la amistosa @chapiscar eligiera este curioso nick para estrenarse en Twitter.