martes, 20 de diciembre de 2011

ESMORNIARSE

La abuela de Esther le dijo un día en Santibáñez: "No te escarrinques al árbol, que se finca la rama, te esmornias y manas sangre". Un auténtico  compendio de localismos ante los que aquella niña, que solo iba al pueblo en vacaciones y puentes, bien pudo haber colapsado. Pero no, porque ella ya sabía lo que era escarrincarse y entendía que allí las cosas que se levantaban bruscamente en realidad se fincaban.
Para saber qué significaba esmorniarse, ni entonces ni ahora podría haber recurrido a la RAE. Tampoco a Google, que se empeña en convertirlo en “desmoronarse”, privando a este eufónico término de su evocador halo de peligro.
En Santibáñez y en la vecina Brime esmorniarse significa caerse, golpearse y provocarse una herida sangrante. Con razón la abuela de Esther, ante el atrevido malabarismo de la pequeña trepadora, preveía algún tipo de manantial…


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